Hay gente


Gente que es para toda la vida, imprescindible, maravillosa. Gente que es para todo un instante, aventurera, con la felicidad a flor de sonrisa. Gente como las plantas, algunas con raíces hondas y ramas fuertes, para cobijarnos bajo la certeza de su fuerza. Otras, como bellísimas flores de cerezo, para apenas acariciarnos con su paso breve y regalarnos la brevísima, profunda alegría de la sutileza. Algunas llegan de sorpresa, otras tienen que cultivarse cuidadosa, largamente. 

Pero siempre es bueno. Porque nos enriquecemos mutuamente la vida, porque juntos somos mejores, más grandes. De dos en dos, de pocos en muchos, compartimos, ganamos, aprendemos. Negociamos, crecemos, conocemos. 

En mi humilde opinión y escaso aprendizaje, de eso se trata la vida. De aprender a fluir con la energía de ese instante, en lugar de luchar en su contra. Un árbol no se resiste al lugar donde nace, se afianza y crece, aprovecha los nutrientes de esa preciosa tierra y se realiza, según sus posibilidades. No me imagino un manzano negándose a florecer porque quería crecer en la playa y dar cocos. 

Hay gente, de todo tipo. Tú, yo. Y eso es grandioso.

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