No love, no glory.


¿Para qué te digo que te quiero si no te quiero? ¿Para qué necesitas un castillo de palabras huecas? Lo sabes, lo sabes cuando me miras a los ojos y no me encuentras, cuando crees que me tienes pero estoy ausente, cuando sólo te queda mi piel entre las manos.

No tengo más. Cuando te veo, cuando realmente te veo, me doy cuenta de que he estado donde tú estás, pienso en la veces que he sido víctima y verdugo, una y otra vez cambiando papeles, jugando este juego inútil, buscando vacíos, alimentando esperanzas necias.

De cualquier manera duele. Irremediablemente. A tí y a mí, a la que soy ahora, cuando estoy contigo y cuando estoy sin ti. Cuando no eres el de hoy, sino el de antes. Cuando busco a otros en ti, y de pronto eres tú. Ahí estás, con tu nombre que olvidaré; con tu presencia, que ni siquiera llegará a recuerdo.

Sólo queda el eco de un ¿por qué? Una ilusión rota que todavía brilla. La garantía vencida de una promesa. Los ojos que realmente han encontrado los míos. Las manos que en verdad estuvieron entre las mías. No hay espacio para ti entre mis brazos: cada noche los ocupa un fantasma distinto.


Mayo 29, 2008

Comentarios

Entradas populares